Instalación es una forma prosaica para referirse a este lugar, pues en realidad es la humilde casa donde Danny Barajas, de 40 años de edad, vive junto a sus dos hijos de 22 y 13 años. Otro visitante habitual de la vivienda es Camilo Prieto, de 26 años: su amigo y socio, tanto en el deporte como en la vida.
“Nos conocimos en 2017, cuando Camilo dictaba clases de lucha olímpica en un salón comunal, y entre sus alumnos estaba mi hijo mayor. Alejandra - mi esposa - y yo compartíamos con Camilo una visión común, que era ayudar a los niños más humildes del sector a escapar de la drogadicción y la muerte, a través de nuestro deporte, que es la lucha grecorromana y de competencia”, cuenta Danny.
Este sueño estuvo a punto de verse truncado por la tragedia, pues Alejandra Abaunza, de 28 años (la esposa de Danny Barajas) fue asesinada en una de las calles de San Martín de Loba, en agosto de 2022. Aunque la versión oficial de las autoridades apunta a que Alejandra fue la víctima mortal de un supuesto atraco, ni Danny ni sus seres queridos lo creen. “Estoy seguro que fue un feminicidio, pero el caso no ha avanzado”, comenta apesadumbrado.
Sin acceso a la verdad sobre lo sucedido, abrumado por la responsabilidad de la crianza de sus hijos y con el dolor de la viudez a cuestas, Barajas decidió, junto a su amigo Camilo, luchar (como lo hizo siempre en su deporte amado) y mantener vivo el sueño de Alejandra: adecuaron la terraza de su casa y allí empezaron a enseñar gratuitamente lucha olímpica a niños desde los 6 hasta los 17 años, todos de zonas muy vulnerables y realidades difíciles, con el objetivo de brindarles una herramienta y una oportunidad en la vida; la misma que a Alejandra le arrebataron de forma violenta.
“Empezamos las clases en la terraza a finales de 2021, luego de conseguir con nuestros propios recursos alguna colchoneta y unas trusas de competencia. Es muy difícil saber que muchos de nuestros niños viven situaciones de violencia y hambre en sus casas. Algunos llegan a entrenar sin zapatos, y eso nos parte el alma”, asegura Camilo, quien actualmente también trabaja como instructor del IDRD.
De lunes a sábado, “Sueños de Lucha M.A.” (Siglas de la difunta esposa de Danny) recibe en las tardes a unos 20 niños, los cuales salen del colegio directo al entrenamiento. Ninguno de estos menores y sus familias paran un solo peso por las clases, aunque entregan un especial aporte, sobre todo para el planeta:
“Cuando llegan a nuestra casa, cada estudiante deposita una botella plástica en un contenedor, a modo de “pago” por cada clase. Luego limpiamos el material y lo reciclamos, y con lo poquito que se recoge pagamos el uniforme o parte del viaje de alguno de nuestros chicos cuando van a competencia”, aclara Danny.
Danny se gana la vida arreglando lavadoras a domicilio, un trabajo que le toma gran parte del día. Aún así, ni él ni Camilo se ausentan un solo día a su cita con el deporte y los niños de San Martín de Loba.
"Me crié en este barrio y la mayoría de quienes conocí en la infancia están muertos o cayeron en las drogas. Queremos cambiar esta realidad para los niños, pues este es un segundo hogar para ellos, y nos sentimos profundamente comprometidos”, asegura Barajas, quien añade: “La lucha les enseña resilencia, y los niños desarrollan tanto fortaleza física como mental, además de la auto superación”.
Estos niños, de estratos 1 y 2, han representado a Bogotá y colombia en multiples torneos deportivos, consolidando un palmarés interesante:
“Entregamos un rubro de 8 millones y medio de pesos, para poder dotar con equipos deportivos a esta fundación. También se cuenta con el espacio del salón communal del barrio, para que puedan practicar allí con mayor comodidad”, puntualizó el mandatario.