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“Prohibido olvidar”

Por: webmasterlocal2
Publicado el: Agosto 2022

 

  • 17 personas muertas, muchos de ellos habitantes de la denominada “Calle del Cartucho”, en el centro de Bogotá, fue el saldo del ataque con “Rockets” al acto de posesión presidencial del exmandatario. Este mes de agosto se conmemoran 20 años desde su fallecimiento y San Cristóbal recuerda…

Era miércoles, un 7 de agosto del año 2002, y el centro de Bogotá se encontraba particularmente atiborrado para ser un día festivo. En el Congreso de la República, el entonces presidente electo de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, pronunciaba su discurso de investidura. Sus palabras de júbilo fueron abruptamente interrumpidas por un estruendo que hizo retumbar las paredes del capitolio, pero que provenía de otro lado: era el sonido de explosiones, originadas muy cerca de la tristemente célebre “Calle del Cartucho”.

Se trató de un ataque terrorista atribuído a la guerrilla de las FARC, en el cual fueron lanzados 14 proyectiles de 120 milímetros, denominados cohetes o “Rockets”. Los artefactos impactaron en múltiples objetivos: cerca al recinto del Congreso, a la Casa de Nariño, en el barrio San Victorino y también en aquella deprimente calle, donde ya no florecía ningún cartucho que no fuera de calibre balístico, y donde generaciones de bogotanos se perdieron entre la drogadicción, la delincuencia y la miseria.

Las detonaciones causaron la muerte de 17 personas y dejaron gravemente heridas a otras 67. Muchas de las víctimas eran personas que vivían en condición de calle, mal llamadas “desechables” en aquella época. Y fue justamente esta denominación clasista y excluyente la que marcó la disposición final de los cadáveres, pues en su mayoría fueron llevados como N.N al Instituto de Medicina Legal y enterrados en fosas colectivas de la ciudad.

El señor Miguel Ángel Calderón tiene 65 años. Vivió durante 50 años en la calle – especialmente en la Calle del Cartucho – y aquella tarde se encontraba a pocos metros del sector, hablando con una vendedora ambulante, cuando fue sorprendido por la explosión de los cohetes:

 

“Eso fue como a las 3:00 pm. Después del bombazo yo salí corriendo por la (Avenida) Caracas hacia el sur, como hacia el barrio San Bernardo. Desde ahí vi como cerraron todo el sector y se llenó de policías y militares. Salía muchísimo humo desde El Cartucho; se escuchaban los gritos de hombres y de mujeres pidiendo ayuda.”, recuerda.

Hoy en día don Miguel vive fuera de las calles, gracias al programa de atención socio sanitaria para habitantes de calle, administrado por la Secretaría de Integración Social en el Centro Balcanes, del barrio La María. Como él, una docena de personas que deambulaban por la Calle del Cartucho ese fatídico día lograron sobrevivir tras llegar a este hogar transitorio. Otros, como el mejor amigo de Miguel, no tuvieron tanta suerte.

 

“Allí murió un gran hombre, al que consideraba mi hermano: “El Mico”. Caminamos juntos las calles por muchos años. Unas horas después del atentado, un conocido me confirmó haber visto su cuerpo muerto cuando lo trasladaban a Medicina Legal. Eso fue devastador para mí. Muy doloroso”, cuenta compungido.

Una historia algo distinta es la de José Luis Beltrán, de 55 años, quien pasó los últimos 30 años en condición de calle. Aunque no se encontraba presente en el momento del atentado, también perdió a un ser querido, conocido como “Conejo”.
 

“Él era muy dicharachero, muy alegre; nos amenizaba las noches frías con sus historias de la calle. Conejo era como uno de esos ladrones de las películas: era un carterista, es cierto, pero era una buena persona, algo solitaria. Era mi amigo”, explica con una sonrisa truncada por la melancolía, mientras observa las fotografías de sus antiguos compañeros de calle, las cuales hacen parte de la exposición llamada "Rememorando mi territorio", que rinde homenaje a las víctimas de la tragedia.

“Cuando fui a buscar a Conejo, los pedazos de cuerpos estaban regados por todas partes: aparecían cadáveres tirados en la calle.. Nunca supe donde fue a parar su cuerpo, pero lo cierto es que el “roquetazo” lo mató”, explicó José Luis.

Las historias de los habitantes de calle y sus seres queridos hacen parte de la conmemoración de los 20 años del siniestro, organizada por la Alcaldía de San Cristóbal. Según el alcalde local Juan Carlos Triana, este ejercicio de memoria es importante porque hace parte de una legítima restitución histórica.
 

“Por primera vez una alcaldía en Bogotá implementa una estrategia integral de memoria y patrimonio que se preocupe por la preservación de historia de una localidad. Aunque los hechos sucedieron en Santa Fe, quienes lo vivieron hoy hacen parte de San Cristóbal y son memoria viva”, comentó el mandatario.

El evento, programado para este 19 de agosto en el Centro Balcanes (Calle 11 sur # 1 b - 10 Este, barrio La María) incluye la proyección de un documental histórico sobre la tragedia, una ceremonia eucarística, muestras de arte y otras actividades relacionadas. Don Miguel se mostró agradecido con la iniciativa:

“Es importante recordarlos porque son nuestros muertos: porque esas personas hicieron parte de nuestras vidas y eran de carne y hueso. Muchos no tenían familia ni a nadie en este mundo y terminaron enterrados quién sabe dónde. Luego, simplemente pusieron un parque sobre el lugar donde murieron y ni siquiera instalaron una placa memorial o algo. No eran basura: eran personas y merecen nuestro respeto”, puntualizó.