Dado la carencia de aguas presentadas en Bogotá en 1912, el ingeniero municipal Olimpo Gallo, presenta unos planos al Consejo Municipal para la captación de aguas del río San Cristóbal[1].
Posteriormente, en 1923, por las sequías presentadas en la ciudad, se llevaron a cabo algunas acciones para asegurar a la ciudad de un buen servicio de aguas.
Los planos y las obras para el acueducto de San Cristóbal, fueron diseñadas por el ingeniero Hernando Gómez Tanco con asesoría de ingenieros franceses
La planta de Vitelma
Esta fue la primera planta moderna de tratamiento de agua potable para Bogotá,
La obra fue entregada el 5 de agosto de 1938 para el IV Centenario de Bogotá y se ha convertido en otro de los grandes referentes locales y urbanos para la ciudad, por su volumetría, su particularidad arquitectura vernácula neoespañola y su gran estado de conservación.
El conjunto del edificio, más sus áreas verdes también pretendieron ser para el cumpleaños de la fundación de Bogotá, un lugar de paseo para los turistas del centenario entre el Parque Nacional Olaya Herrera, por la vía a la circunvalar, hasta los tanques de Vitelma.
Es una edificación que presenta valores patrimoniales, históricos, estéticos y simbólicos que convierten a Vitelma en un acontecimiento silencioso y especial. Su diseño general y particular es sorprendente en el ámbito del detalle, tiene una gran calidad en el espacio interior que está dominado por un juego de luz natural que entra al escalonamiento de las vigas riostras con arcos rebajados que conforman el plano del techo, hasta el punto de ser tratada por su semblante como El Templo del Agua.
Se trata de la primera planta de tratamiento industrializada con la tecnología más avanzada en aquel momento, para tratar el agua y volverla potable mediante el uso del cloro controlado, además de ser autónoma en la generación de su propia energía. Es una planta de tratamiento que presenta gran calidad en el diseño, en la construcción y en los equipos que instalaron, que curiosamente a través del tiempo se han preservado y también han sido preservados, por sus usuarios y trabajadores.
La construcción en conjunto, debido a su belleza, relevancia histórica, ubicación y conservación, se ha convertido en uno de los Bienes de Interés Cultural de la localidad de San Cristóbal más significativos.
